Dudley Smith es un oscuro
funcionario que trabaja en una oficina de empleo en Liverpool, donde
es maltratado por su jefa e incluso por los desempleados que van a
buscar trabajo. Vive con una madre sobreprotectora y no tiene amigos
ni novia. Pero Dudley tiene un talento oculto: en la oscuridad de su
habitación, sentado frente al ordenador, escribe cuentos sobre
asesinatos de muchachas. Su madre, sin su consentimiento, presenta
uno de estos cuentos a un concurso literario y el relato resulta
ganador. De repente, Dudley se encuentra con que su cuento no solo va
a ser publicado en una revista literaria, sino que incluso se va a
hacer una película. Solo hay un problema: Dudley no tiene ni pizca
de imaginación y sus relatos tienen una siniestra inspiración.
El británico Ramsey Campbell
cambia aquí su registro habitual y alejándose de la temática
paranormal se centra en la personalidad de un asesino en serie. Debo
reconocer que Campbell no está ni de lejos entre mis autores
favoritos y que nunca he llegado a sintonizar con su manera de
escribir. En La historia secreta, se repite esta falta de sintonía.
En la forma y aunque se trata de una historia lineal y escrita de
forma muy sencilla hay parrados confusos en los que parece que el
autor después de imaginar la escena no es capaz de plasmarla de
forma clara en palabras. En el fondo, porque Dudley Smith es uno de
los serial killers más lamentables que he visto nunca. Solo la
estupidez que parece abrazar a todos los personajes en sus acciones
hace creíble que haya podido matar a nadie sin que lo pillen a los
cinco minutos. De hecho, durante toda la lectura planea una sensación
de comedia negra irreal. Si ese era el efecto que quería conseguir
Campbell, lo ha logrado con creces. Por otro lado todos los
personajes son francamente irritantes e incluso caricaturescos en sus
cliches, lo que ahonda en esa sensación de irrealidad.
También es cierto que durante
la parte final de la novela ha conseguido engancharme hasta cierto
punto cuando el ritmo de la historia se ha acelerado (otro de los
defectos que suelo achacar a Campbell es la parsimonia con la que
desarrolla sus historias). El final, por otra parte, es lógico y
previsible.
Resumiendo, una novela que, aún
dejándose leer, no me ha satisfecho y que, por desgracia y en
opinión de el que escribe tiene como virtud principal su brevedad.
PS: resulta sospechosa la
reiterada costumbre que tienen las promociones de los libros de
Campbell de compararlo, e incluso ponerlo por encima, de Stephen
King. Me parece que cuando un libro es bueno, estas comparaciones son
innecesarias y los editores perjudican más que benefician al autor
con estos truquillos de marketing.
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