Desde los orígenes de la humanidad las obras carecieron de prohibición de copia, reproducción o edición de estas, el Poema de Gilgamesh es un ejemplo de ello. Desarrollado desde hace 4 milenios por los sumerios, escrito y preservado hace 2650 años gracias al rey asirio Asurbanipal, ha llegado a nuestros días sin grandes querellas por parte de sus descendientes. En este blog, no existe nada que no se pueda difundir, publicitar o copiar en última instancia, siempre que se indique la procedencia. Los textos de opinión son originales de LibroVicio's, pero los derechos de autor, en este caso, son universales, no te cortes y difunde.
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Los asesinos del emperador. Santiago Posteguillo.

Ser emperador de Roma era un trabajo arriesgado. A pesar de que nunca faltaban candidatos, las
posibilidades de acabar escabechado eran muy altas. En el año 96 DC, el emperador Domiciano, estaba a punto de comprobarlo por si mismo. El último emperador de la dinastía Flavia va a ser víctima de una conjura palaciega en la que están implicados senadores, consejeros y hasta la propia emperatriz, toda una cola de gente con el cuchillo entre los dientes... No sin razón, pues el emperador, cada vez más chiflado y malvado, les ha dado muy mala vida durante su reinado. La mano ejecutora será un grupo de gladiadores guiados también por la venganza.

Así empieza la primera parte de la trilogía sobre el emperador Trajano de Santiago Posteguillo. Tras una primera parte en la que la historia nos deja a las puertas del magnicidio de Domiciano, la historia vuelve años atrás para contarnos el ascenso de un oscuro noble hispano, Marco Ulpio Trajano. Una brillante carrera militar, y una suerte de acontecimientos que culminan con la muerte de Domiciano y el ascenso de Nerva a la púrpura imperial, le llevaran, inopinadamente, a convertirse en el primer emperador hispano de Roma. 

Novela coral, en la que Santiago Posteguillo nos cuenta el ascenso de Trajano durante la época histórica que arranca con el caótico año de los cuatro emperadores, pasando por los tres emperadores de la dinastía Flavia (Vespasiano, Tito y Domiciano), el reinado de Nerva y, finalmente, el nombramiento de Trajano como emperador. Por este fresco histórico desfilan gran cantidad de personajes reales e imaginarios. En sus notas Posteguillo justifica y referencia las acciones que se suceden en la historia. Y, sin olvidar que se trata de una obra de ficción, el rigor histórico parece bastante alto. 

La novela es muy entretenida, con un ritmo endiablado. El estilo es muy cinematográfico, y la acción predomina sobre la introspección en los personajes. En algunos pasajes, como el asalto de Jerusalén, esta sucesión vertiginosa de planos llega a ser incluso algo mareante. Para mantener al lector enganchado también se hace uso del cliffhanger sin complejos. La forma de escribir de Posteguillo es correcta y sencilla, sin florituras. Una pega que se le puede poner es la manía de repetir el final de las frases para darles más fuerza. Es un recurso del que abusa en toda la novela. 

Son también de agradecer los apéndices que Posteguillo incluye al final del libro. Notas históricas, un breve glosario de términos latinos, mapas y gráficos que ayudan a meterse en el mundo romano.

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